Historia para armar en casa

En el programa de la obra “Historia para Armar en Casa”, de Ward (1984)
“Hoy, en nuestra capital, la mayoría de los grupos que hacen teatro para niños en realidad no hacen tal cosa, sino que se han convertido solamente en entretenedores de niños, no se atreven a plantearse una temática, con un conflicto, con personajes de distintas características, una escenografía, un vestuario, una banda de sonido que le sugieren motivos para que funcione su creatividad... ¿Se teme que los niños puedan desarrollarse a través de su propia imaginación?, ¿O se teme que el mundo adulto sea conocido por los niños? Con los ojos de adulto y con corazón de niño, el TENOR te invita a jugar este cuento y si la historia te gusta o te inquieta, termínala en casa.”

Guillermo Jorquera
Director de la obra

Anecdotario:
Félix Manzo Lucic, integró el TENOR desde 1984 hasta 1992 y participó como técnico en el montaje de “Historia para armar en Casa” recuerda que: “en una de las funciones de la obra, el Rey Altanero, luego de hablar tantas fanfarronerías y comprender que lo importante era “compartir” y no atesorar riquezas, entrega al público lo que uno de los humildes personajes le entrega a él, “un barquito de papel”. El actor, Guillermo Ward que hacía ese personaje, tenía oculto en su trono más barquitos para obsequiar a lo niños del público, invitándolos a subir al escenario y preguntándoles como Rey Altanero ya transformado, qué querían que les regalase y todos por supuesto pedían el barquito de papel”.
“En una función, que yo nunca me voy a olvidar, uno de los niños pide “un helicóptero”. Guillermo quedó perplejo, trató de regalarle el barquito, pero el niño insistía que quería un helicóptero, a esto el público reía, comprendiendo la situación en la que se encontraba el actor y esperando cómo saldría de este problema...”
"Pero acá está lo bello y lo maravilloso que es el teatro infantil y cómo los mensajes llegan a los niños: un niñito de no más de cinco años corre desde el público al escenario y le da al Rey un pequeñito helicóptero, de ésos que se ponen en las bolsitas de sorpresa en los cumpleaños, y muy feliz baja del escenario, había aprendido a compartir. El Rey así pudo cumplir con la petición del niño y el público aplaudió larga y fuertemente y comprobó que el mensaje de “compartir” no sólo lo había aprendido el Rey Altanero, sino que también había trascendido al público y a sus hijos, que era el objetivo del TENOR con esta historia para armar en casa

Otros trabajos para niños:

Sigue la Estrella” de L. E. Heiremans montada por el TIUN, en 1976 junto a “La mala nochebuena de Don Etcétera” de Jorge Díaz montada por el TENOR en el año 1983 y ambas estrenadas para épocas navideñas, fueron los dos únicos trabajos dirigidos a público infantil de autores externos a la agrupación.
Guillermo Ward,
como el espantapajaros
en "La mala nochebuena... "