EL TEATRO INFANTIL ESTA VIVO
Por M. I. B. Periodista
Las Pildoritas Mágicas de la Bisabuela, demuestran que el teatro infantil en Iquique está vivito y coleando. A veces no sabíamos mirar al pequeño escenario, u observar las anhelantes caritas que sin pestañar seguían las aventuras y desventuras de los habitantes del bosque ideal.
Guillermo Ward, el autor, es un joven profesor primario que agrega una nueva dimensión a su carrera, creando buen teatro para sus alumnos. Tiene talento, de modo que no dudamos que proseguirá con éxito en esta veta creadora. Como también es actor, caracterizó a La Mancha que todo lo ensucia.
En menos de dos horas, animales habitualmente enemigos y conceptos como una Mancha convivieron con armonía y nosotros no nos extrañamos que estos hablasen y reaccionasen como los humanos. Los actores adultos lograron que los niños se identificasen con sus personajes, tanto es así, que al final de la función la mayoría pasó a despedirse de ellos y se pasearon a su gusto por el escenario. Rosa María Pozo, como Doña Leona, Blanca Romero (Doña Paloma) y Carlos Villagra (Rey Ratón) dieron vida a sus personajes con gran fidelidad. El Michifuz de Jaime Bonelli, actor fogueado con un completo dominio de la voz fue excelente. Pero quisiéramos también destacar a Tommy Rojas, que como Conejín tuvo no sólo que hablar y cantar, sino que además zapatear, y logró conquistar la adhesión de su diminuto auditorio.
Por M. I. B. Periodista
Las Pildoritas Mágicas de la Bisabuela, demuestran que el teatro infantil en Iquique está vivito y coleando. A veces no sabíamos mirar al pequeño escenario, u observar las anhelantes caritas que sin pestañar seguían las aventuras y desventuras de los habitantes del bosque ideal.
Guillermo Ward, el autor, es un joven profesor primario que agrega una nueva dimensión a su carrera, creando buen teatro para sus alumnos. Tiene talento, de modo que no dudamos que proseguirá con éxito en esta veta creadora. Como también es actor, caracterizó a La Mancha que todo lo ensucia.
En menos de dos horas, animales habitualmente enemigos y conceptos como una Mancha convivieron con armonía y nosotros no nos extrañamos que estos hablasen y reaccionasen como los humanos. Los actores adultos lograron que los niños se identificasen con sus personajes, tanto es así, que al final de la función la mayoría pasó a despedirse de ellos y se pasearon a su gusto por el escenario. Rosa María Pozo, como Doña Leona, Blanca Romero (Doña Paloma) y Carlos Villagra (Rey Ratón) dieron vida a sus personajes con gran fidelidad. El Michifuz de Jaime Bonelli, actor fogueado con un completo dominio de la voz fue excelente. Pero quisiéramos también destacar a Tommy Rojas, que como Conejín tuvo no sólo que hablar y cantar, sino que además zapatear, y logró conquistar la adhesión de su diminuto auditorio.
Trajes, pelucas, orejas, castillo y bosque florido son una fiesta para la vista. Son alegres, de buen gusto, profesionalmente ejecutados. Contribuyeron igualmente a darle ambiente a la obra, el utilero Carlos Figueroa, Teresa Lizardi con su agradable música incidental; Jaime Bustamante con sus preciosos trajes y la simpática música de las canciones, Luis Astorga que creó la iluminación y los asistentes Lucho Aguirre y Jorge Miranda.