El teatro es una pasión, pero el que no la conoce quizás no puede entender por qué se entregan tantos años de vida a este arte.
El teatro históricamente se remonta al siglo VI A.C. Tuvo en Grecia sus comienzos en el año 534(a.c.) cuando Tépsis, poeta griego creador de la tragedia obtiene por parte del Estado la asignación de un coro y un actor para realizar representaciones ambulantes a bordo de un carro, el cual se conoció como “el carro de Tépsis”.
En Grecia fue una de las actividades culturales más importantes, dos veces al año, por espacio de una semana todas las actividades se suspendían para dar paso al teatro, se cerraba el comercio, las oficinas y hasta los tribunales. La admisión al espectáculo era gratuita en un principio; posteriormente se cobró una pequeña cantidad, con lo cual se inventó el sistema de boletaje, obsequiando “pases” a quienes no podían pagar la entrada. El Estado pagaba a los actores, y la producción corría a cargo de un ciudadano rico que recibía el título de “corega”. Todo esto era posible gracias al sistema esclavista que regía a los griegos.
“El teatro empieza en lo que ahora se llama magia. La magia más directa de todas: energía y ritmo por la tierra y la danza. Cuando de esta comunión animista se pasó a la religión con personajes, entonces fue necesario representar los hechos de estos seres mitológicos. Los ritos son la repetición teatral de los actos fundacionales de los héroes y del panteón de los inmortales; los mitos son la narración de los hechos. El teatro se ocupa de los ritos, la literatura de los mitos. Pero he aquí que los griegos con su fascinación por el concepto, combinaron el entusiasmo dionisíaco con la serenidad apolínea. Empezaron a desmitificar, deslumbrados por el mito de la lógica”.(Luís Racionero, Revista Cero/98, La última palabra.)
"El teatro surge en la historia como una necesidad del ser humano para re-presentar las cosas de la vida. Por esta razón, el teatro está ligado íntimamente a la coexistencia social, y a tal punto, que no se podría precisar dónde se inicia la representación teatral y dónde concluye lo verdaderamente vivido. Teatro y vida, entonces, son expresiones de un mismo binomio verbal: ser y estar, que caracteriza a la vida -lo vivenciado- tanto como el teatro -lo representado-." (Héctor Azar, “Como acercarse al teatro”, Pag.7-9. Editorial Plaza Valdés S. A. 1988, México)